El Parque del Monte da Almáciga fue inaugurado en la década de los 90, en concreto en el año 1992, junto con una escultura de Silveiro Rivas.
El impulso de esta zona verde, situada en las inmediaciones de Concheiros, Almáciga y del barrio de Espírito Santo, surgió en paralelo al desarrollo urbano y el aumento de viviendas y edificaciones en el área.
El antiguo Monte da Almáciga es un símbolo de la historia gallega, al acoger en 1469 la Batalla de la Almáciga, un enfrentamiento clave en la Gran Guerra Irmandiña que llevó a la derrota del ejército irmandiño por parte del grupo encabezado por el arzobispo Fonseca.
A lo largo del tiempo, el espacio que conforman estos montes fue dedicado a diversos usos, desde el pasto común, hasta la explotación de robles para el aprovechamiento de la madera y la fabricación de leña.
Las tierras estaban atravesadas por diversos caminos que dieron lugar a las rúas de Touro, Teo y Arzúa y, en un principio, el barrio apenas estaba habitado, pues la mayoría de vecinos residían en A Pastoriza.
Sin embargo, la zona experimentó un crecimiento residencial progresivo, que llevó al diseño de esta zona verde situada en la ladera de poniente del Monte da Almáciga.
El parque presenta una gran extensión que supera los 37.000 metros cuadrados y permanece conectado tanto con el centro urbano como con las tierras y los montes que la rodean, principalmente dedicadas al cultivo y al pastoreo.
Además, este emplazamiento se ha consolidado como espacio de ocio de los vecinos, especialmente para el paseo y el deporte.
De hecho, ofrece numerosas zonas de césped cubiertas de abundante vegetación, un estanque, áreas de descanso con bancos, sendas peatonales, miradores y huertas urbanas.
El diseño abierto de este espacio respeta la topografía del terreno y aprovecha sus elementos naturales, además de contar con abundantes especies vegetales y arbóreas, como robles o abedules.