El Convento de Santo Agostiño fue edificado a mediados del siglo XVII en la que ahora es una de las zonas más emblemáticas y con más efervescencia social del Casco Histórico compostelano: el Mercado de Abastos.
El origen del inmueble se encuentra en una donación del Conde de Altamira, que costeó la construcción del templo para la Orden de los Agustinos Calzados. De estilo barroco, el convento fue realizado entre 1623 y 1648 según los planos elaborados por Bartolomé Fernández Lechuga. Entre sus características destaca la fachada, de estilo neoclásico y que cuenta con una imagen de la Virgen de la Cerca.
De las dos torres que incluía el proyecto inicial, únicamente se conserva una, inacabada, y la segunda fue destruida. En el año 1788, Santiago de Compostela sufrió un fuerte temporal y un gran rayo impactó de lleno sobre la torre de la izquierda del complejo, destrozándola por completo.
La iglesia es de planta rectangular y presenta una sola nave con tres tramos y un crucero. El templo está cubierto por una bóveda de cañón, además de capillas laterales y una cúpula semiesférica sin tambor.
En el interior del edificio se pueden contemplar algunas obras de gran interés artístico. Entre ellas, una escultura procesional de Cristo, situada en una columna, que se atribuye a Diego de Sande. También se conserva el retablo mayor, obra de Pedro Taboada en el año 1690, y el retablo barroco de la Inmaculada Concepción, realizado por Simón Rodríguez en 1740.
Junto a la iglesia se encuentra el edificio que acoge el convento y que fue abandonado en la época de la exclaustración. Desde entonces, fue destinado a diversos usos, aunque fue ocupado desde el año 1964 por la Compañía de Jesús.
El inmueble es, en la actualidad, uno de los colegios mayores más famosos y emblemáticos de la ciudad de Santiago de Compostela.
El templo, por su parte, permanece en activo como espacio de culto habitual por parte de los feligreses, aunque carece de horario de visitas turísticas.