El Convento de San Francisco de Valdediós es un emblemático emplazamiento del Casco Antiguo de la ciudad de Santiago de Compostela, muy próximo a la Catedral y a otros puntos de gran importancia patrimonial, como San Martiño Pinario o la Facultade de Medicina.
El edificio, eminentemente barroco, data del siglo XVII y fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1986. La leyenda de su fundación está plasmada en una inscripción en el propio muro del convento. Esta se atribuye a San Francisco de Asís, durante su peregrinación a la capital gallega en el año 1214.
La historia cuenta que San Francisco fue acogido en una vivienda del Monte Pedroso por la familia de un carbonero, llamado Cotolay, a quien encomendó la construcción de un monasterio para sus fieles.
Ante la sorpresa de Cotolay, el fraile le pidió que buscase cerca de una fuente situada en San Paio do Monte, donde el carbonero encontró un tesoro que le permitió costear la obra.
Se dice que San Francisco indicó el terreno en el que ubicaría el templo, propiedad del monasterio de San Martiño Pinario, cuyos responsables acordaron su cesión a cambio de una cesta anual de truchas.
El templo actual fue edificado entre 1742 y 1749 y experimentó una reforma posterior de la fachada, con estilo neoclásico, que incluyó una imagen de San Francisco realizada por el escultor Ferreiro.
La iglesia fue construida en cantería de granito en 1742 y la obra estuvo a cargo de Simón Rodríguez. Esta presenta una planta rectangular, en la que se inscribe una cruz latina con una nave, capillas laterales y tribuna.
En el atrio del complejo destaca el Monumento a San Francisco, que fue ideado por el escultor Francisco Asorey como un crucero de grandes dimensiones. Por otro lado, el claustro del convento, que data de principios del siglo XVII, se atribuye a Xácome Fernández.
Del inmueble original, únicamente se conservan cinco arcos góticos en el claustro y el sepulcro de Cotolay.
Uno de los principales atractivos es el Museo de Terra Santa, vinculado a este monumento y que custodia objetos únicos de la tradición peregrina y referentes a los Santos Lugares.
En la actualidad, también ofrece un servicio hotelero y cuenta con un restaurante con una apreciada oferta gastronómica, además de mantenerse como lugar de culto.