El Convento de clausura de Santa María de Belvís, situado en Santiago de Compostela, es un lugar con una rica historia y un encanto especial. Fue fundado a principios del siglo XIV por los frailes del vecino Convento de Bonaval y fue el primer convento femenino que tuvo la orden de las monjas Dominicas en Galicia.
Esta edificación destaca por tener dos templos: la iglesia conventual y el santuario de la Virgen del Portal, que traen a visitantes y peregrinos que transitan por el camino portugués hacia Santiago.
Está ubicado en un promontorio al que se accede a través de la pintoresca Rúa das Trompas y separado del centro histórico por el parque de Belvís. Se encuentra ligeramente apartado, pero ofrece un espacio de serenidad y paz. Junto a él, se halla otra institución religiosa importante de la ciudad, el Seminario Menor, que contiene un albergue para peregrinos.
La gran mayoría de las monjas que habitaban el convento en el pasado eran hijas de burgueses, lo que explica la lentitud de las obras y la sobriedad del edificio, ya que las mujeres nobles solían aportar una dote muy generosa. A principios del siglo XVIII, se llevó a cabo una reconstrucción del edificio conventual según los planos de fray Gabriel de Casas. En la fachada, resalta el escudo del arzobispo Monroy, quien apoyó financieramente la construcción.
La iglesia conventual, levantada entre los años 1727 y 1739, aunque es solo visible durante los servicios religiosos de los domingos, es un lugar dedicado a la oración íntima de las monjas. Fue diseñada por Fernando de Casas y Novoa, el mismo arquitecto responsable de la fachada de la Catedral de Santiago.
Fue realizada en sillería de granito, cuenta con una planta de cruz latina cubierta con bóveda de cañón y cúpula. Uno de sus elementos más destacados es la fachada del comulgatorio, en la que el arquitecto una decoración geométrico-vegetal que lo caracteriza.
Está conectada a través de la torre con el santuario de la Virgen del Portal, una capilla adyacente en la que se encuentra una valiosa talla gótica del siglo XIII de la Virgen del Portal. Junto a ella, se encuentran dos estatuillas que posiblemente representan al pueblo cristiano, así como la imagen de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de las dominicas.
La imagen de la Virgen del Portal apareció durante las obras del convento y fue trasladada a la portería. Cada vez que las monjas intentaban moverla, volvía a aparecer en su sitio, por lo que le construyeron un pequeño santuario. Una vez que esta virgen comenzó a hacer milagros, su fama se extendió. Se la invoca para todo tipo de enfermedades y para el éxito en exámenes.
Actualmente, en el edificio siguen viviendo varias monjas que se dedican a tareas domésticas, al cuidado de la huerta y al bordado para iglesias y particulares, así como la elaboración de obleas para las misas de la ciudad. Pero, sobre todo, se las conoce por sus postres que venden por encargo o en horario de torno.
El Convento de Santa María de Belvís celebra misas todos los días, de lunes a sábado a las 19:15. Los domingos y festivos hay dos, una a las 12:30 en la iglesia conventual y otras a las 19:30 en el santuario de la Virgen del Portal. Las vísperas de festivo tienen lugar a las 19:15.