La Capilla da Terceira Orde es un templo barroco construido en el siglo XVIII, situado en una capilla contigua al antiguo convento de San Francisco, donde el emperador Carlos I celebró las Cortes de A Coruña en el año 1520.
La historia de la denominada Tercera Orden franciscana cuenta con una rama regular y otra secular, ambas vinculadas a la figura de Francisco de Asís.
Algunos indicios apuntan a que la Tercera Orden franciscana, en su variante regular, ya tenía presencia en Santiago en el siglo XIV, por la existencia de las comunidades de Santa María A Nova y Santa Cristina da Pena.
El desarrollo de la construcción del templo avanzó lentamente a lo largo del siglo XVIII, debido especialmente a la falta de recursos económicos. En este proyecto estuvieron implicados diversos arquitectos y artistas.
Domingo de Andrade fue el encargado de diseñar la Capilla da Terceira Orde, que presenta forma rectangular, bóveda de cañón en la nave y cúpula en la zona del presbiterio.
En la entrada, están tallados un escudo de la Orden y una figura de San Antonio. En su interior, destacan las esculturas de San Francisco recibiendo el abrazo de Cristo, una imagen de Jesús Nazareno y la talla del cuerpo y piernas de San Luis, rey de Francia.
Miguel de Romay fue el creador del retablo mayor, en el año 1714. La sacristía, por su parte, se impulsó a partir del año 1715 tras la capilla mayor y como prolongación de la misma.
Hacia el sur del espacio se encuentra la entrada del antiguo cementerio de la Orden Tercera, donde se hallaron numerosas lápidas con nombres de diferentes familias compostelanas y tumbas de los franciscanos.
El recinto destaca, especialmente, por su importante emplazamiento en la confluencia de la calle de San Francisco y la avenida Juan XXIII.
En este sentido, conforma un relevante itinerario patrimonial y arquitectónico que se extiende hasta el propio Monasterio de San Francisco, la Facultade de Medicina o la Catedral de Santiago. En todo caso, el complejo, que comprende la iglesia, la sacristía y el cementerio, es propiedad de la Orden Franciscana y no está abierto a visitas.