Santiago de Compostela es una ciudad con una historia muy rica y variada. Y, como es de esperar, también tiene numerosos mitos a su espalda. Uno de los más conocidos es la llamada leyenda de la sombra de la Quintana.
Cuando cae la noche y se enciende el alumbrado público, en una de las paredes de la Catedral de Santiago aparece la figura sombría de un peregrino. Esto ha llevado a los habitantes a creer que se trata de un fantasma y ha dado pie a varias historias sobre su origen.
El alma de un forajido
El primer mito cuenta que esta sombra es el alma de un criminal que quedó atrapada en la Catedral. Afirma que un noble francés del siglo XV fue condenado por asesinar a su padre por codicia. Para redimir sus pecados, se le ordenó peregrinar a Santiago de Compostela.
Sin embargo, lejos de arrepentirse y purificarse, durante su viaje se vio envuelto en varios conflictos que culminaron con el asesinato de dos jóvenes. Cuando llegó a la ciudad, agotado y sin sitio en el que descansar, decidió dormir a las puertas de la Catedral.
Cerca de la media noche, el fantasma de su padre se le apareció para perdonarle por haberle matado, pero le dijo que debía pagar por la muerte de los dos peregrinos. Por eso, condenó al francés a esperar eternamente en la Quintana hasta que sus almas llegasen a Compostela y terminasen su viaje.
El compañero fiel del peregrino
Otra de las leyendas nos cuenta que esta misteriosa figura es, en realidad, un alma que acompaña a los caminantes a lo largo de su peregrinación. Según la historia, esta figura se manifiesta en los momentos de mayor necesidad como un compañero silencioso que brinda fuerza para continuar en los momentos difíciles.
Por eso, al llegar a la Catedral, este ser se mostraría ante el peregrino en señal de gratitud por completar el viaje.
Un alma enamorada
La historia más extendida sobre la verdadera identidad de la sombra es la que la vincula con una historia amor que terminó en tragedia. Relata que un sacerdote de la Catedral se enamoró locamente de una monja del Monasterio de San Paio de Antealtares. Se reunían cada día al caer el sol a través de un pasadizo bajo la escalinata de la plaza da Quintana.
El sacerdote le propuso a su amada dejarlo todo atrás y escapar para vivir juntos. El plan era fugarse por la noche disfrazados de peregrinos y decidieron que su punto de encuentro fuera la Plaza da Quintana. Sin embargo, la monja nunca llegó a su cita y él la esperó hasta que se hizo de día.
A pesar de todo, el sacerdote nunca se rindió y siguió acudiendo al lugar noche tras noche, con la esperanza de que, algún día, su amante aparecería. La leyenda cuenta que la figura es su alma que, pese al paso de los años, continúa aguardando fielmente.
Un pilar afortunado
La sombra se ha convertido en uno de los mitos más conocidos de Santiago de Compostela. Pero en realidad, se trata de un efecto óptico creado por la iluminación de las farolas de la catedral sobre un pilar de granito. Una casualidad que, de igual forma, llama bastante la atención a los turistas.
Sea cual sea la razón, es innegable que la leyenda del peregrino fantasma es una historia muy rica e interesante y que ha dejado una impresión duradera en la imaginación de los habitantes y viajeros.
Si alguna vez visitas la plaza da Quintana, te recomendamos que la visites caída la noche para que puedas conocer a esta misteriosa figura.
0 comentarios